Ayer leí una frase que me impresionó porque era lo suficientemente idiota para reflejar toda la filosofía vital de muchos de nosotros: “La mayoría de la gente se levanta por la mañana, no porque importe que lo haga, sino porque no importaría que no lo hiciera.” Ya lo he dicho, me impresionó, me dio miedo y me obligó a preguntarme: ¿y tu?; ¿tú por qué te levantas cada mañana…?
Sobreviviente que soy, me digo: ¡Hay mil razones! - Por supuesto - Estoy enamorado o lo estuve. Tengo obligaciones. Tengo responsabilidades. El tiempo corre y no para nunca. El hoy y ahora son simples suspiros y lo nuestro, como dijo el poema que se hizo canción, lo nuestro es pasar. Yo me levanto por todo eso y ya es bastante.
La respuesta es redonda. Impresiona. ¡Qué seguridad! ¡Cuanto carácter! Da gusto mirarse al espejo sabiendo lo que uno se va a encontrar para reafirmarse cada día. Para que cada día sea nuevo, y pleno, y nuestras obligaciones y responsabilidades nos impidan hacernos esa pregunta impertinente e innecesaria: ¡Es bastante, si! ¿pero es además suficiente?
Lo terrible es que un día lees una frase tonta, y ese mismo día una amiga tuya a la que ni siquiera conoces te sugiere: -¡No te hagas tantas preguntas!-; y, paff, de repente lo has fastidiado todo. Te paras frente al ámbar de un semáforo, indeciso por cruzar o no, tentando al destino, y te preguntas en el intermedio: ¿Pero que hay de mí en todo ello? ¿Soy yo un cúmulo de obligaciones que se estructuran en mis articulaciones causándome hernias discales, y que discurren en mi flujo sanguíneo obstruyéndome venas y arterias? ¿Esos estímulos tan míos son los que me permiten respirar todos los días, causándome dos veces al año alergias y lagrimeos? ¿estoy viviendo yo o soy el simple soporte necesario de algas, hongos, líquenes y helechos?
No lo sé. Hoy no lo sé y voy a hacerle caso a mi desconocida amiga y no voy a preguntarme nada. Sólo respiraré pausado en un nirvana falso, carente de emociones. Y en el peor de los casos me atreveré a decir: En todo caso, ¡te quiero! ¿Eso es suficiente?
Sobreviviente que soy, me digo: ¡Hay mil razones! - Por supuesto - Estoy enamorado o lo estuve. Tengo obligaciones. Tengo responsabilidades. El tiempo corre y no para nunca. El hoy y ahora son simples suspiros y lo nuestro, como dijo el poema que se hizo canción, lo nuestro es pasar. Yo me levanto por todo eso y ya es bastante.
La respuesta es redonda. Impresiona. ¡Qué seguridad! ¡Cuanto carácter! Da gusto mirarse al espejo sabiendo lo que uno se va a encontrar para reafirmarse cada día. Para que cada día sea nuevo, y pleno, y nuestras obligaciones y responsabilidades nos impidan hacernos esa pregunta impertinente e innecesaria: ¡Es bastante, si! ¿pero es además suficiente?
Lo terrible es que un día lees una frase tonta, y ese mismo día una amiga tuya a la que ni siquiera conoces te sugiere: -¡No te hagas tantas preguntas!-; y, paff, de repente lo has fastidiado todo. Te paras frente al ámbar de un semáforo, indeciso por cruzar o no, tentando al destino, y te preguntas en el intermedio: ¿Pero que hay de mí en todo ello? ¿Soy yo un cúmulo de obligaciones que se estructuran en mis articulaciones causándome hernias discales, y que discurren en mi flujo sanguíneo obstruyéndome venas y arterias? ¿Esos estímulos tan míos son los que me permiten respirar todos los días, causándome dos veces al año alergias y lagrimeos? ¿estoy viviendo yo o soy el simple soporte necesario de algas, hongos, líquenes y helechos?
No lo sé. Hoy no lo sé y voy a hacerle caso a mi desconocida amiga y no voy a preguntarme nada. Sólo respiraré pausado en un nirvana falso, carente de emociones. Y en el peor de los casos me atreveré a decir: En todo caso, ¡te quiero! ¿Eso es suficiente?
4 Comments:
Yo creo que nos levantamos cada mañana porque nada puede con la curiosidad.
Un saludo.
El sentido de la vida es un tema del que no podemos huír... ¿Por qué es importante que estemos aquí y no simplemente desaparecer? Yo llevo preguntándome eso varios años, tal vez más de diez. A estas alturas creo que la pregunta se convierte en una razón para levantarme todos los días... ¿Qué tal que este sea el día que le de sentido a mi vida?
Claro que no te niego que hay días en que "no tengo ganas de subirme al mundo"...
Me gusta venir a reflexionar aquí en tu blog... Sentir esas voces internas que se debaten en tu mente. Esas que a veces hablan impetuosamente y que a veces quieren callarse por miedo a lastimar a alguien (como lo dices en tu post anterior)
una vez leí un libro de una niña que pensban que tenia algun mal raro, porque ni se movía, ni jugaba ni hacía nada más que comer, cuando le daban comida, mirar las cosas de su alrededor y dormir cuando le apagaban la luz. Resulta que su abuela un día que la fue a ver le dió un trocito de chocolate, porque a ella le encantaba y no podía ser que la niña todavía no lo hubiera probado.
La niña, desde aquél momento, empezó a hablar, a reír, a ser una niña normal y todo fue porque descubrió su estímulo, lo que le dió sentido a su mundo...
Con este resumen muy resuido de un cuento lo que quería decir es que todos debemos tener ese estímulo, ese impulso que nos haga levantarnos cada día... eso es lo bueno.
Besines
^^
Las razones de diferentes magnitudes, son las que nos hacen levantarnos, mil o una razon son nuestros resortes a la vida, si acaso no llegaramos ni a una, si estamos mal, pero lo importante es buscarlas y quererlas tener.
Me encanta leerte, tienes un carácter intimista con un valor que no tienen muchos para escribir.
Saludos
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