sábado, diciembre 16, 2006

Siempre me ha costado recordar la palabreja de marras. Bueno, no. La verdad es que nunca había hecho el menos esfuerzo para recordarla. Seguramente debía formar parte de mi acerbo cultural - ¡imagino!- , del contenido de mi baúl de los recuerdos, de mi ser cartón-piedra en el que seguro que estuve sin ser ni siquiera accidentalmente; pero hoy, de repente y sin previo aviso, mientras caminaba en dirección al mercado central con pretensión de comprar algún queso de cabra y algo más que convirtieran este día anodino en especial, me vino a la mente el recuerdo del artilugio en cuestión. ¿Cómo se llamaba?
¿Se llamaba o se sigue llamando? Es curioso como utilizamos el lenguaje a nuestro capricho. Es curioso como jugamos a ser dios. Si fuera serio, que seguramente ni lo soy, la pregunta sería: ¿Dios, si existiera o existiese, o sin tan sólo existe, jugaría a ser como nosotros? ¿Sería tan inconsecuente, arbitrario y absoluto? ¿Sería simplemente tan caprichoso?
No lo se. No soy dios, y tampoco lo pretendo porque me asustaría aún más de lo que habitualmente lo estoy; sólo pretendo desempolvar y liberar de esa fina capa del olvido que lo envuelve casi todo cuando no se usa el nombre de un recuerdo de mi infancia.
¡Calidoscopio!… ¡Como para recordarlo, caray! En realidad es simplemente aquel tubo cilíndrico de cartón que me regalaron una vez que estuve enfermo y descubrí, sin revelarlo nunca a nadie, que en realidad era mágico: que era el orden incuestionable; la formación militar perfecta; el no va más de lo organizado, estructurado y encajado. Allí estaba todo en perfecta formación y en el espacio adecuado. No cabía más.
Caminando como camino en dirección al mercado con pretensión de comprar simplemente un queso de cabra, me percato que mi vida es, y lo que parece aún peor, siempre ha sido, sin pretenderlo, un calidoscopio perfectamente ensamblado, geométricamente exacto, y que cuando algo ha cambiado por accidente se ha adaptado sin dificultad aparente al nuevo organigrama de figuras simétricas. Sus colores siguen siendo, como siempre han sido, rutilantes; sus dibujos sistemáticos y armónicos, te enganchan con sus cantos de sirenas que se adivinan sin escucharse, te dejan ensimismado, te hacen envidiar. ….
Realmente necesitaría más espacio en blanco para poder seguir, no simplemente unos puntos suspensivos. ¿De verdad que estoy hablando de mí?
Yo, en realidad, no se cómo vivo, ni se si como vivo es como debiera vivirse, pero mi vida encaja, no chirría, se estructura perfectamente como en ese tubo de cartón lleno de espejos en ángulo donde se reflejan los trozos, apenas retazos de instantes, de historias, de sentimientos, de momentos vividos disfrazados; los trozos, - decía -, de vidrio de color colocados en un extremo.
Mi vida es perfecta, cambiante, llena de aristas que encajan, llena de color, llena de ritmo, llena de magia, de fantasía, de apariencia, de reflejos rutilantes; mi vida está llena de notas armoniosas, de risas, de imágenes, de orden controlado, de …. ¿qué se yo?
Todo es perfecto como en ese cilindro de cartón mágico que ni siquiera es físicamente falso. ¿Mi vida es ...?: ¡La vida! … Pero, ya en serio, aún me queda el humor de preguntarme: ¿en qué rincón del camino se me quedó enganchada la vida…?

3 Comments:

Blogger young_supersonic said...

IMAGINO QUE CONOCES A VICENTE HUIDOBRO QUE EN UNA DE SUS MÁXIMAS PROCLAMAS DIJO: "EL HOMBRE ES UN PEQUEÑO DIOS..".

QUIZÁS EN QUÉ PARTE SE TE ENGANCHÓ TODO, PERO MÁS ALLÁ DE TODO, DEBIESES SENTIRTE MUY BIEN POR TENER UNA VIDA CALEIDOSCÓPICA.

HAY MUCHOS QUE VIVEN EN GRIS Y QUE JAMÁS HAN VISTO TODO DEL TODO.

SIGUE GIRANDO.

SALUDOS.

7:31 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿sabes? a mi siempre me gustaron esos aparatejos de cartón que me dejaban hacer mil y una formas distintas con sólo mover un poco el cilindro. Me gusta no saber cual es la forma que aparecerá con un leve giro del cilindro, igual que me gusta no saber que me pasará mañana ni hacia donde me llevará la vida, que puede que sí, puede que este metida en un cilindro con una série de factores fijos que van rotando para darle gracia a esto de vivir, pero no se, existe ese factor sorpresa de ver como interactuaran entre ellos... Y claro, si en algun momento la vida "se engancha" siempre puede ocurrir que el plastiquito que guarda las piezas del caleidoscópio se rompa y que las piezas se dispersen libremente, para andar por su lado y encontarar nuevos objetos con qué interactuar ¿no?

Ah, y tienes suerte de tener una vida caleidoscópica porque tu vida juega con la luz y el color :)

Feliz navidad para ti y tu amigo :)
(Últimamente me activas la curiosidad :) Primero con lo del dibujo y los ojos cerrados, y ahora con lo de tu amigo que me dedica reflexiones, jejeje).

Cuidate y por favor, sigue pasando

10:14 a. m.  
Blogger mangeles said...

A que va resultar que es Vd. Gallego o Sanabres¿?

1:09 a. m.  

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