Somos todo y casi nada. El no va más. Estamos llenos de sueños, de anhelos, de esperanzas, de grandes oportunidades soñadas “todo a cien”, que debe ser algo así como los sueños perfectos y el sentido practico que de la vida debiéramos tener para no salirnos del guión, pero todo junto y perfectamente revuelto. Somos sobrevivientes y somos supervivientes de las mil catástrofes apocalípticas que nos depara cada día. Lloramos, nos consolamos, miramos a otra parte, desviamos la mirada, nos sentimos implicados y con la misma cara de sentirnos inmersos damos el paso atrás y nos quitamos de en medio sin rubor alguno.
Somos lo que somos, está claro; lo dicho: el no va más, pero también el no va menos. Somos el centro de la humanidad, la imagen y semejanza. Somos la razón última.
Mientras nos sentimos solidarios y damos el paso atrás por razones practicas, vemos, imperturbables, como caen los unos y los otros; nosotros no, por supuesto, de eso se trata, solo nuestros prójimos, nuestros próximos, los mismos,- también imágenes y semejanzas-, pero, por supuesto, distintos.
No se trata de rojos o azules, de buenos o malos. No se trata de blancos o negros. No se trata de puro maniqueísmo, sólo de mero maniqueísmo útil. En el fondo sólo se trata de seres humanos que lloran como nosotros, que sufren como nosotros, que esperan como nosotros, pero que no son nosotros por pura chiripa, por el capricho y por la pirueta del destino, y si en eso es así, por algo será, y hay que aceptarlo, ¿no? Pero ¿cuál es la diferencia? Tal vez la diferencia no exista y lo único que existe es que cada uno de nosotros solo queremos ser eso, cada uno de nosotros, el ser privilegiado que creemos que somos por derecho propio o divino, que a lo mejor es lo mismo; la individualidad irrepetible; la única y genuina imagen y semejanza.
Hoy siento pena de mí. Bueno, hoy sólo no, pero hoy al menos lo digo. Noto que me desbordan las palabras, pero que todas son huecas, vacías, e inútiles para justificarme y consolarme. Fuegos fatuos. Hoy soy realmente consciente del ser inútilmente feliz que soy con su propia inutilidad, y no me da la gana aceptarlo. Un error, ¡seguro! Hoy en este atisbo de inteligencia sensitiva más allá de mi mismo quiero que mis lagrimas, si son sinceras, que ya ni siquiera lo sé, sean manifestación de algo útil, y ¿qué más útil que mi vida sirva para algo más que mi propia y absurda satisfacción? En fin, hoy me sobran todas las palabras porque ni siquiera ellas me sirven para disimular lo que soy y en el fondo no quiero ser: -¡Yo solo!...
Mañana, os lo prometo, volveré a ser yo, y todo volverá a ser razonablemente correcto.
Somos lo que somos, está claro; lo dicho: el no va más, pero también el no va menos. Somos el centro de la humanidad, la imagen y semejanza. Somos la razón última.
Mientras nos sentimos solidarios y damos el paso atrás por razones practicas, vemos, imperturbables, como caen los unos y los otros; nosotros no, por supuesto, de eso se trata, solo nuestros prójimos, nuestros próximos, los mismos,- también imágenes y semejanzas-, pero, por supuesto, distintos.
No se trata de rojos o azules, de buenos o malos. No se trata de blancos o negros. No se trata de puro maniqueísmo, sólo de mero maniqueísmo útil. En el fondo sólo se trata de seres humanos que lloran como nosotros, que sufren como nosotros, que esperan como nosotros, pero que no son nosotros por pura chiripa, por el capricho y por la pirueta del destino, y si en eso es así, por algo será, y hay que aceptarlo, ¿no? Pero ¿cuál es la diferencia? Tal vez la diferencia no exista y lo único que existe es que cada uno de nosotros solo queremos ser eso, cada uno de nosotros, el ser privilegiado que creemos que somos por derecho propio o divino, que a lo mejor es lo mismo; la individualidad irrepetible; la única y genuina imagen y semejanza.
Hoy siento pena de mí. Bueno, hoy sólo no, pero hoy al menos lo digo. Noto que me desbordan las palabras, pero que todas son huecas, vacías, e inútiles para justificarme y consolarme. Fuegos fatuos. Hoy soy realmente consciente del ser inútilmente feliz que soy con su propia inutilidad, y no me da la gana aceptarlo. Un error, ¡seguro! Hoy en este atisbo de inteligencia sensitiva más allá de mi mismo quiero que mis lagrimas, si son sinceras, que ya ni siquiera lo sé, sean manifestación de algo útil, y ¿qué más útil que mi vida sirva para algo más que mi propia y absurda satisfacción? En fin, hoy me sobran todas las palabras porque ni siquiera ellas me sirven para disimular lo que soy y en el fondo no quiero ser: -¡Yo solo!...
Mañana, os lo prometo, volveré a ser yo, y todo volverá a ser razonablemente correcto.
13 Comments:
a veces las palabras también me desbordan, pero en mi caso, me suele pasar que lo que me desborda son los silencios. Estos días he aprendido a "hablar" a decir lo que me pasa, me sigue costando pero lo intento... a los 22 años es un buen momento para empezar a verbalizar los sentimientos, creo. A lo que iba, que cuando me desbordan, palabras o silencios, tiendo a perder la mirada, en el horizonte o en las cosas más cercanas que tenga en ese momento... supongo que así me aislo del mundo hasta que ya tengo suficiente y el vuelo de una mosca me hace volver a la realidad jejej. Eso sí, en casos más graves toca sesión de música y canturreo, que no es que me aclare las ideas, pero por lo menos me quita la tensión de encima :)
Mira, yo no se si soy lo que quiero, pero por lo menos creo que no soy lo que nunca quise ser, que ya es algo.
Besines
^^
Todos nos sentimos así de esa manera en algún momento. Muchos se sienten así eternamente y no saben salir de sus adentros.
Lo bueno es sacar en forma de palabras lo que uno lleva dentro, no importa si tienen significado para ti, a tu subsconciente si que le importa y le hace mucho bien.
Mañana será otro día y te sentirás más a gusto contigo mismo, ya lo verás.
Un fuerte abrazo
Nerim
¿Sabes?...cuando se escribe con las tripas pasan estas cosas...o tal vez sea al revés, pero hay veces en que es necesario...saludable, días muy lúcidos en los que cuesta incluso respirar, pero a esos días muy lúcidos siguen (afortunadamente) otros más torpes en los que todo se desdibuja, se difuminan los rasgos hasta ese punto en el que reconocerse no hace daño
Saludos, pues que saltando de blog en blog...me he quedado en este primero a leer y luego...
Yo hoy también siento pena de mí, por no saber que este blog existía. La cosa no es tan grave porque, afortunadamente, puede solucionarse, girando suavemente la ruedita de mi ratón. Lo suyo es un poco más jodido. Yo comía en ese bar, pero un día, buscando curro, me encontré un anuncio de Over Palmós; decía, si no recuerdo mal: "Desde que todo me importa una mierda, soy feliz". Leí con detenimiento su propuesta, y llegué a la conclusión de que Palmós es el tarado que yo había supuesto. De algo sirvió ese anuncio, me puse a pensar en los generosos con 15 pagas, en la inefable ANESVAD, o aquella directora de la Cruz Roja que acabó en su abnegación, contagiándose la "mariscofilia". El dilema era de aúpa, pero yo soy un hombre práctico; y conciente de mis escasas fuerzas, he decidido no echarme el mundo a la espalda. Sin embargo, siempre podemos hacer algo. Ud, escribiendo esto que escribe, ha hecho más de lo que imagina.
Yo, soy donante de órganos, de médula, de sangre; y he dispuesto que cuando la palme, sea entregado mi envase a la Facultad de medicina, como un Ken decrépito para que nuestros aprendices de matasanos puedan jugar a los médicos, y terminen siendo nuestra esperanza, y la de los que sufren a lo ancho del mundo.
Gracias argamenon reciba toda mi admiración por esta pieza, que a mi juicio, es una obra maestra.
Si no estuviera tan triste, sin motivo aparente, sería capaz de ponerme en pie y aplaudirle. Pero sola, terriblemente sola, y sin un porqué con el que encararme, no llego más que a expresarle mi admiración.
Tal vez somos sólo aquello que pensamos que somos, sin echar cuentas de los actos, y si una noche nos imaginamos en gris, somos cenizas que se consumen en una agonía que ni siquiera entendemos.
A veces parece que nos regocijemos en la melancolía, como si fuera más fácil así, sin plantar cara, sin empezar la ardua tarea de hilvanar una ilusión.
Pero aún desde el fondo de nuestra pena, sabemos que mañana será otro día, y entonces sí, entonces creeremos que hoy toca ser feliz.
Perdóneme usted Argamenon, ¿Dónde tiene el libro ese dónde se puntualiza todos *estos puñales que se clavan en la retina del que le lee, y sabe de forma sangrante que es verídico lo que aquí se lee?
Me duele, me duele. ¿Sabe usted?
Y tal vez es porque temo que deje de existir personas como yo, teniendo un portavoz de emociones, sensaciones sentimientos, etc, etc, tan tan carnal que....
Es Usted. Qué coño!
Así que mándeme ese libro-todopoderoso-, a ver si me puedo hacer un huequito. Y firmo, firmo.....
Besos.
No tengo duda de que eres tu, ese que se habla a si mismo en la intimidad, el que quiere mas razones de las que puede tener en la mano...
pero parece que no logras ver la fuerza que eres para escribir estas preciosas reflexiones intimistas.
Besos y sigue siendo asi, transparente con tus letras.
Bonitas y dolorosas palabras. Gracias.
yo comparto, luego admiro. Saludos.
ME QUEDO CON EL 'YO' LLENO DE SUEÑOS Y ESPERANZAS EN CONSTANTE DERRUMBE, Y QUE CADA CIERTO, DEBE VOLVER A LEVANTARSE PARA SUFRIR UN VEZ MÁS..
OJALÁ SIGAS SIENDO TÚ, TAL COMO LO SIENTAS MEJOR.
SALUDOS.
este post es el razonablemente correcto, porque no?
me encantó
¡ LO HA ADMITIDO, LO HA ADMITIDO ES FÉLIZ...¡¡¡ LO HE LEÍDO ¡¡ voy a copiarselo para que no me lo niege :..uinss...tengo que cerrar y copiarselo en otro comentario..ahora vengo
Hoy soy realmente consciente del ser inútilmente feliz que soy con su propia inutilidad, y no me da la gana aceptarlo... AHÍII ESTÁAA EHHH...QUE YO LO HE LEIDO...JJEEE
Publicar un comentario
<< Home